
Cien años después, con el capitalismo aún vigente, nos seguimos preguntando por lo que sucedió, por los errores y los posibles logros que se dieron; la pregunta se hace bajo la misma esperanza y convicción que tuvieron los camaradas rusos hace cien años: destruir el régimen que vive a costa de la explotación humana y construir, como dijo Durruti, el anarquista español, “un mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones”.
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